Lo primero que debemos comprender cuando analizamos el consumo de los aparatos de aire acondicionado, es que entran en juego una gran cantidad de variables. En primer lugar, debemos tener en cuenta la zona climática en la que se pone a funcionar el equipo.
Una vez asumida esa diferencia de base, después debemos centrarnos en que el consumo de la instalación va a variar también en función de las necesidades del usuario. Estas necesidades se establecen en función de la temperatura exterior, el aislamiento térmico del lugar en el que deba actuar, de la ventilación y de la sensación térmica del propio usuario. En función de eso el aparato deberá reducir en la estancia una serie de grados, que, como hemos dicho, variará sustancialmente en función de la zona climática. Cuantos más grados se quieran reducir, mayor será el consumo del sistema.
Para seguir, se han de tener en cuenta también las características del sistema. ¿Cómo de eficiente es? ¿Utiliza la tecnología inverter? ¿Cuál es su SEER? Son cuestiones que afectan al consumo del aparato, y finalmente también a su gasto económico. Por ello, si se quiere realizar un cálculo exhaustivo, se debería medir casi minuto a minuto en función da cada caso para dar con la cifra aproximada.
Finalmente, para convertir ese consumo de kWh en $, se habrá de tener en cuenta el precio del kWh en el instante del consumo, ya que este suele realizar pequeñas fluctuaciones con el tiempo. Por lo tanto, debemos entender que no es sencillo realizar un estudio al detalle del consumo real de un equipo de estas características. Pero, aun así, expondremos un caso simplificado para que podamos hacernos una idea.